Este texto, surgido tras mi participación como panelista en la mesa de diálogo- debate “Tendencias en la creación y nuevas tecnologías en las Artes Escénicas” del 5º EIPE[1] -evento que reseño en otra sección de esta misma revista- es una primera aproximación al tema de las nuevas tecnologías aplicadas al teatro, desde mi experiencia profesional como productor ejecutivo y artístico por algo más de 25 años.
Teatro / Artes Escénicas / Nuevas Tecnologías / Digital
Desde su mismo origen la humanidad ha ido evolucionando y con ella la tecnología a la que, a pesar de no existir definiciones únicas ni definitivas, podemos describir como un conjunto de conocimientos, técnicas y habilidades que se aplican para alcanzar un fin específico, usualmente encontrar una solución a un problema o satisfacer una necesidad determinada.
De acordar con la descripción anterior y avanzando un poco más, entonces podemos pensar las nuevas tecnologías como aquellos desarrollos e innovaciones que se vienen produciendo en toda clase de tecnología y en la actualidad, de forma destacada pero no exclusiva, en aquellas que se centran en los procesos de comunicación que agrupan a la informática, al audiovisual y a las telecomunicaciones y que incluye también a la combinación de los tres en el multimedia. [2]
No es ninguna novedad que todos esos continuos avances y fundamentalmente, los producidos en las últimas décadas con las tecnologías informáticas y digitales -las computadoras, Internet, la Web, la Web 2.0, el correo electrónico, las TIC[3], la banda ancha, el WiFi, las redes sociales, los dispositivos móviles, las plataformas y multiplataformas y muchos, muchísimos etcéteras más- han transformado de manera radical los modos de afrontar, de comprender y de transitar nuestra vida cotidiana en todos sus aspectos y qué duda cabe, los continuarán transformando eso sí vaya uno a saber cómo.
Y, ¿con el teatro y la tecnología qué ha sucedido? Como es obvio, el teatro –al igual que la danza, la música, la ópera, el circo y todas las otras manifestaciones comprendidas dentro de las artes escénicas- no ha resultado indiferente a la evolución de la tecnología a la cual ha ido incorporando a lo largo de toda su historia y desde sus mismos orígenes a medida que fue apareciendo o que la fue necesitando, siendo quizás una de las innovaciones tecnológicas más significativas del teatro occidental la acontecida a finales de un ya lejanísimo siglo XIX cuando la luz eléctrica sustituyó a la luz de gas para terminar revolucionando los modos de iluminar la escena.
Actualmente en el teatro, o en buena parte del mismo, se puede observar la presencia cada vez más frecuente de nuevas tecnologías informáticas y digitales que se van integrando a otras muchas tecnologías anteriores - que en su momento también fueron nuevas - con las cuales se van articulando y complementando de forma gradual. Esta dinámica que me gusta denominar de integración tecnológica puede verse, por ejemplo, en el desarrollo de los procesos de producción de los espectáculos, en el funcionamiento de las organizaciones escénicas que los producen y en el arte, oficio o profesión particular que cada uno de nosotros lleva a cabo en el entramado productivo.
Ahora bien, antes de hacer una descripción de algunas de estas nuevas tecnologías y puntualmente de aquellas con las que he tenido algún tipo de experiencia directa o indirecta en la producción escénica, me parece necesario que las podamos diferenciar de acuerdo a su área o ámbito de aplicación.
Por una parte, las que denominaría nuevas tecnologías aplicadas a la escena (o en la escena, como se dice en España) en donde aún hoy en día suelen convivir en perfecta armonía las técnicas tradicionales de realización y construcción con las tecnologías de última generación, lo artesanal con lo industrializado, lo manual con lo mecánico y lo analógico con lo digital y por la otra, aquellas que llamaría nuevas tecnologías entorno de la escena en donde todo o casi todo suele estar informatizado y digitalizado.
Las primeras, las nuevas tecnologías aplicadas a la escena, serían como su nombre lo indica todas aquellas que podemos relacionar con el hecho escénico en sí mismo, es decir el que va desde su misma concepción como idea/proyecto, pasando por su diseño, organización y desarrollo hasta culminar con su materialización y posterior presentación como producto escénico en un escenario/espacio escénico[4] y ante un público y que hemos ido incorporado principalmente a nuestros modos de creación, gestión, producción y exhibición.
Obviamente arbitraria, incompleta y tal vez desordenada temporalmente, una descripción de algunos de estos últimos avances tecnológicos, informáticos y digitales, incluye:
En cuanto a las nuevas tecnologías entorno de la escena serían aquellas relacionadas indirectamente al hecho escénico y por supuesto, por fuera o alrededor del escenario y que integramos, por ejemplo, a nuestros modos de financiamiento, de comunicación, de comercialización y de distribución de una obra o espectáculo de teatro, pudiendo incluirse también aquí aspectos referidos a las pautas de consumo teatral.
Un detalle de estas innovaciones tecnológicas en torno de la escena, también parcial, inconcluso y desorganizado, incluye:
Con respecto a los dilemas y a las oportunidades que dichas nuevas tecnologías están generando en la escena teatral presente, me remitiré también a las experiencias que he tenido con las mismas y que casualmente había punteado a propósito de mi intervención en la mesa de diálogo- debate sobre nuevas tecnologías del 5° EIPE. Entre las oportunidades, puedo señalar por ejemplo:
Entre los dilemas, puedo advertir los siguientes:
Cabe preguntarse finalmente y para concluir, qué podemos hacer como productores/gestores escénicos ante la evolución de las tecnologías y la respuesta quizás sea ni más ni menos que evolucionar con ellas. Además, es posible:
1) Capacitarnos - si no lo estamos - y/o actualizándonos – casi constantemente - a fin de intentar entender/ comprender/ adaptarse/ estar al día con el fenómeno de las nuevas tecnologías y su relación con nuestra sociedad en general así como con las artes escénicas en particular (y más específicamente, con la disciplina escénica en la que nos desarrollemos).
2) Tratar de conocer –o de reconocer, mucho mejor aún- las posibles limitaciones que frente a la utilización y aprovechamiento de las nuevas aplicaciones tecnológicas puedan llegar tener nuestras organizaciones escénicas, atendiendo especialmente a la brecha cultural que pueda llegar a existir entre el personal que tiene conocimientos de estas nuevas tecnologías del que no lo tiene -incluyéndonos por supuesto entre unos u otros- y de ese modo, accionar a favor del aprendizaje y del mejoramiento continuo así como de la necesaria complementariedad. [9]
3) Analizar el impacto que están produciendo las nuevas tecnologías en el presente del sector escénico en general –a nivel global, regional y local- así como en el interior de nuestras organizaciones o espectáculos en particular, para operar fortaleciendo los efectos positivos de las nuevas tecnologías y neutralizando los negativos.
4) Anticiparnos a las oportunidades y amenazas que las tecnologías pueden llegar a generarnos en nuestros macro y micro entornos (entendiendo que los entornos son cambiantes y diversos y por tanto, que lo que funciona en un lugar puede no hacerlo en otro, que lo que fue efectivo para unos puede no serlo para nosotros, que lo que hace un tiempo resultó exitoso puede no repercutir ahora del mismo modo, etc.).
[1] Ver: 5º Encuentro Iberoamericano de Productores Escénicos 2014, www.productoresescenicos.wordpress.com
[2] Aparte de las nuevas tecnologías mencionadas en este párrafo, me parece importante señalar la existencia otros grandes avances tecnológicos en campos tan diversos de la tecnología pero menos conocidos para el común de la gente como, por ejemplo, la energía nuclear, la biotecnología, la nanotecnología, lo aeroespacial, etc.
[3] Tecnologías de la Información y Comunicación: “(…) conjunto de recursos necesarios para manipular información y contenidos (incluidos los culturales): computadoras, software y las redes necesarias para almacenarlos, administrarlos y transmitirlos (telefonía móvil, Internet, etc.). El escenario tecnológico actual puede caracterizarse por las facilidades que ofrece en relación a la creación y distribución de contenidos, por el aumento de la cantidad de usuarios con acceso a una mayor y mejor conectividad y por los usos que éstos le dan a esos contenidos y herramientas.” La circulación de contenidos culturales en la era digital. Observatorio de Industrias Creativas. recursosculturales.com/revista
[4] El espacio escénico es el lugar donde transcurre la exhibición de una obra o espectáculo y que suele reemplazar al escenario tradicional en algunas salas de teatro, fundamentalmente de carácter independiente, alternativo y/o experimental.
[5] Véase, por ejemplo, Interiores de Mariano Pensotti, intervención artística de un edificio de viviendas, de la que tuve el desafiante placer de realizar la producción ejecutiva y artística en el 2007. gustavoschraier.com.ar y/o marianopensotti.com/interiores
[6] Nótese que 6 de los 11 últimos espectáculos teatrales que llevé adelante desde 2012 a la fecha, utilizaron alguno o varios sistemas de video proyección para generar imágenes ilustrativas, narrativas, pictóricas, escenográficas, etc.,: Sallinger (Sala Casacuberta, 2012)/ Póstumos (Teatro Regio y de la Ribera, 2013-14)/ Panorama Sur 2013 (Tacec, Teatro Argentino de La Plata, Teatro Callejón y Sala Cunill Cabanellas)/ Los áspides de Cleopatra (Sala Casacuberta y Teatro Pavón de Madrid 2013-14)/ Almas ardientes (Sala Casacuberta, 2014)/ La noche en que Fortimbrás se emborrachó (Teatro Sarmiento)
[7] Véase, por ejemplo, El burgués gentilhombre de Moliere, con dirección de Willy Landin y actuaciones de Enrique Pinti, Lucrecia Capello y elenco, que produje en el Complejo Teatral de Buenos Aires. www.youtube.com
[8] Véase, por ejemplo, Distancia de Matías Umpierrez. “Múltiples pantallas. 5 músicos en escena. 4 actrices transmitidas en directo desde París, Hamburgo, Buenos Aires y Nueva York. El amor a 7000 km de distancia e interferido por una fusión ecléctica de recuerdos felices, melodías melancólicas, registros familiares, archivos ocultos, imágenes del olvido, consumismo delirante”.
[9] Sobre esta cuestión de la brecha cultural que se establece en muchas organizaciones entre los mayores con experiencia y los jóvenes con habilidades tecnológicas, Gerardo Carchio, en el artículo Las nuevas tecnologías y las viejas diferencias de su interesante blog de recursos humanos reflexiona lo siguiente: “(…) La paradójica situación de malabaristas sin experiencia y discapacitados con experiencia que no saben encender una computadora, nos encontramos ante un ineludible dilema laboral a resolver. En un rincón, la destreza en el manejo de la tecnología y en el otro la experiencia para entender la complejidad de los negocios de hoy. (…) Solamente el diálogo y un fuerte trabajo sobre nuestros modelos mentales permitirá cerrar esta brecha cultural. Unos y otros tendrán que construir un nuevo paradigma que permita entender la sabiduría de los mayores en combinación con los conocimientos de los más jóvenes en una potente combinación que permita articular una asociación mucho más rica.” Véase: docconsultores.wordpress.com